jueves, 22 de septiembre de 2011

Primera Dama: ser o no ser

Si un día me levanto y me apetece ser Primera Dama, no podré. Pues ser una de las mujeres que representa a toda una nación, es tan impredecible como la subida y bajada de la bolsa de valores. O Como también, puede ser tan real, si eres la esposa, hija, hermana o pariente cercana del Presidente de una Nación.

Pensé que el titulo de Primera Dama era una formalidad, casi una obligación de cada Estado, pero me equivoqué. Ellas, no sólo son la luz dentro de tanta oscuridad esparcida por los políticos, y si bien es cierto, no hay una ley que las obligue a ejercer un cargo público, tienen compromisos que cumplir por el país.

Ser la Primera Dama no es un cargo electo ni nombrado, no tiene funciones ni responsabilidades asignadas, ni autoridad sobre otras personas, y mucho menos hay pago de por medio. Tampoco es cosa de ir a tomar el té, hacer secciones fotográficas para revistas (Pilar Nores) o marcar tendencias de moda como ya lo hemos visto en anteriores Primeras Damas (Eliane Karp).

Sino, ellas también deben cumplir ciertas funciones de carácter protocolario como acompañante del Presidente en viajes o recepciones oficiales, y participar activamente en instituciones de gobierno, por lo general de índole benéfica o social. Pero también, dependiendo del país, si se enfoca en una causa en especial.

Pero de dónde surgió el tan dichoso nombre ”Primera Dama”, pues simple, la mayoría de las eventualidades elogiables y a veces ridículas provienen de los Estados Unidos y esta vez no fue una excepción. La expresión tiene referencias de haberse utilizado en 1877 por Mary clemmer Ames.

“También encontramos que con frecuencia se remite el origen de la expresión a 1911, año en el cual se estrenó la obra de teatro de Charles Frederic Nirdlinger acerca de Dolley Dandridge Payen Todd Madison, esposa de James Madison, presidente de los Estados Unidos en 1809; la obra, anunciada y comentada en los periódicos, se llamó The First Lady of the Land”.
                                                                                                                                                 Zenaida Osorio

Pero cuidado! no es solo un titulo, ser Primera Dama no es sólo  cuestión de pompa y lujo. Para aquellas personas que creen que ellas solo sirven para inflar los gastos públicos y adornar a los Presidentes, que les quede claro que ha habido dos casos de primeras damas que después de serlo escalaron hasta la presidencia, ambas en Argentina.


De Primera Dama a Presidenta:

María Estela Martinez Cartas                                                   Cristina Fernández de Kirchner





















De Primera Dama a aspirantes a la Presidencia


Hillary Rodham Clinton (Estados Unidos)




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